Escuela de Padres del Santa Teresa de Jesús.

Sitio diseñado especialmente para los padres y tutores del Instituto de Recuperación Humana Santa Teresa de Jesús. Nuestro objetivo es la formación de nuestro padres con relación a la educación de sus hijos enfocando temas de interés en: Psicología, psicopedagogía, Educación, Moral, Cívica, Relaciones Humanas, Formación Humana Integral y Religiosa y Educación en el Hogar.

sábado, febrero 10, 2007

Un adolescente en la familia.


La adolescencia es un proceso por el cual el individuo se desprende del equipaje de niño para alcanzar el de adulto. En esta etapa finaliza la feliz tranquilidad de la infancia para adentrarse en una búsqueda de la identidad y maduración de la personalidad.
Es precisamente en este periodo de búsqueda de su propia identidad como adulto donde se encuentra la mayor cantidad de conflictos que surgen en su mundo en relación con sus padres, con sus amigos e incluso consigo mismo. Porque estamos hablando de una etapa evolutiva de turbulencias, desasosiegos y en muchas ocasiones de vacío por no hallar el horizonte debido y no poseer unas expectativas claras. Esta situación de malestar interno se manifiesta en gran parte de las ocasiones en disputas con todo y todos los que le rodean.

En primer lugar hay que decir que la adolescencia se puede agrupar en tres fases: Adolescencia temprana: 10 a 13 años. Adolescencia media: 14 a 16 años. Adolescencia tardía: 17 a 19 años.

Cada una de estas etapas dura aproximadamente tres años, pero esta duración es orientativa, ya que obviamente esto no es igual para todos, ni tiene reglas fijas. En esta etapa parecen haberse transformado en unos extraños seres que personifican algunas de las actitudes que tanto detestamos. Y su aparición nos desconcierta y su actitud nos resulta incomprensible.

Para muchos padres es un periodo duro que hay que soportar y en el que no saben disfrutar. Para los padres puede ser una oportunidad de renovación de una etapa de la vida maravillosa. Para la mayoría de los padres es difícil asimilar que su hijo ya no es un niño pequeño, que a partir de ahora la palabra de ellos ya no es infalible y que su autoridad está en entredicho.

Es necesario que se permita al adolescente emitir juicios, aún a riesgo de que éstos sean disparatados. Pero debemos saber que tanto la violencia como el rechazo a los padres tienen un carácter defensivo, ya que de lo que realmente huye el joven es del peligro que supone la regresión definitiva, la no superación de su infantilismo

La adolescencia es un estadio propio de la especie humana: no se han descubierto en el animal conductas específicas de la adolescencia. Y es necesario aclarar que pubertad y adolescencia, no son sinónimos. Según Santiago García Tornel (pediatra): La pubertad se describe como el periodo durante el cual el cuerpo adquiere características adultas, y la adolescencia, el tiempo en que la persona crece y se desarrolla psicológicamente, emocionalmente y socialmente.”

En las chicas el periodo puberal (estirón) se inicia a los 9-10 años; en los chicos a los 11-12 años. En la adolescencia algunas de las conductas pueden ser calificadas como pautas de conductas enfermizas, pero no suele ser así porque no debemos confundir “adolescente” con “persona defectuosa”, “incapaz de...” sino más bien pensar en él como persona en proceso de adaptación que ha de tomar algunas decisiones difíciles y ha de realizar algunos aprendizajes también difíciles.

Generalmente los padres afrontan la adolescencia como una etapa de lucha, en la que hay que salir vencedores a toda costa. Pero no debemos buscar culpables porque tanto unos como otros ya se sienten así.

La familia, sobre todo los padres, constituyen el principal apoyo para el adolescente y esta dimensión no debemos olvidarla a pesar de los conflictos intergeneracionales y de la necesidad del adolescente de separarse y diferenciarse de la familia. Esta debe transmitirle los valores y actitudes adecuados, proporcionar apoyo emocional y protección.

Es muy importante mantener siempre abierta una vía de comunicación fluida y en ambas direcciones pero no es bueno “ser amigos” de los hijos; los amigos deben buscarlos ellos y los adultos deben provocar la admiración de los adolescentes y tener prestigio ante ellos.
TENER PENDIENTE

No tome la forma de ser de un adolescente como algo personal.
Escuche positivamente.
Dígale que usted tiene el deber de establecer límites razonables.
Comparta con él sus vivencias pasadas.
Explíquele que es bueno tener secretos.Intente ser un buen modelo para su hijo.



Tomarlos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que estamos de vuelta.
Conviene no aprovechar la ocasión para sermonearles.
Escuchar con atención lo que quieren explicarnos o preguntar. Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar los temas que nos interesan a nosotros.

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